Humildad vs arrogancia ¿Cuáles son las diferencias?
Si bien en un primer momento podemos pensar que ambas cosas son totalmente contrarias, al indagar un poco en el tema nos daremos cuenta que la humildad vs arrogancia está más cerca de lo que parece.
Un ser humilde es siempre bien apreciado en todos los ambientes, suele adaptarse con facilidad y logra entablar relaciones interpersonales de provecho; por otro lado, un ser arrogante suele causar una mala primera impresión, a veces estas personas que están en extremo orgullosos de sus éxitos se vuelven repelentes.
¿Qué tan alejados están la humildad vs arrogancia?
Existe una figura que podemos catalogar como la falsa humildad, es decir, la actitud que pueden tomar algunas personas al pensar que son humildes cuando en realidad lo que hacen es disfrazar la arrogancia. Un ejemplo puede ser: yo podría hacer esta acción y eso te haría mal, pero soy humilde y no lo hago.
Frases como esa demuestran cierto grado de arrogancia, como forma de ejercer poder en el otro. Se puede expresar de esta forma, una amenaza contenida. En cambio, la humildad no amenaza, solo reconoce.
Un ser humilde es capaz de conocer sus capacidades, sin menospreciarlas y sin exagerarlas, además están dispuestas a compartir sus conocimientos y aceptar que alguno de sus alumnos o compañeros puedan ser mejor.
La falsa humildad es aun más nociva para las relaciones humanas que la arrogancia por si misma, ya que en muchos de los casos la arrogancia puede ser una parte de la personalidad de alguien y en cierta manera puede ser controlado.
En cambio, la falsa humildad va haciendo daño dentro de las relaciones, creando comentarios que hieren o manipulan a quienes los escuchan, y creando una sensación de falso bienestar de quien los dice.
Ser humildes nos va a ayudar a relacionarnos de una mejor manera con todas aquellas personas de nuestro alrededor y a mejorar las relaciones que ya tenemos.
Está perfecto